Cómo logar el confort acústico en pabellones deportivos

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Cómo logar el confort acústico en pabellones deportivos

Desde su descubrimiento en los años 30 del siglo pasado, la lana de roca forma parte de los sistemas de aislamiento termoacústico en todo tipo de edificaciones, desde casas, hasta locales de ocio y pabellones deportivos y estadios.

Los pabellones deportivos ofrecen todas las condiciones imaginables para generar una mala acústica interior y propagar ruidos molestos al exterior: el sonido que genera el público, espacios voluminosos con miles de m³ de aire, superficies duras y reflectantes, interiores diáfanos y pocos elementos que obstaculicen la propagación de las ondas sonoras.

A pesar de los avances en la arquitectura, todavía hoy existe cierto olvido a la hora de diseñar pabellones deportivos con un estudio específico sobre las condiciones acústicas del proyecto. Mientras que los proyectistas detallan en el diseño parámetros como la calidad del pavimento deportivo, la iluminación o el confort térmico, la acústica queda relegada a un segundo plano.

Soluciones acústicas para pabellones deportivos

El confort acústico en una instalación deportiva se consigue mediante la geometría del edificio, el acondicionamiento acústico del interior y el aislamiento sonoro de los cerramientos. Si no se incorporan estos parámetros en la fase de proyecto, lograrlos en un edificio ya construido puede resultar muy costoso (e incluso no existir solución posible).

El proyecto de un pabellón de deporte o multiusos tiene que determinar los eventos deportivos y culturales que albergará en el interior. Sólo así es posible garantizar unas condiciones acústicas válidas en cuanto a tiempos de reverberación, aislamiento de la envolvente y dimensionamiento de la infraestructura de megafonía y sonorización.

Geometría, volumen y acústica

La geometría y el volumen determinan en gran medida las condiciones acústicas de un espacio interior cerrado. Para evitar anomalías, en general, es necesario romper el paralelismo de los cerramientos de material reflectante como el hormigón, el cristal o la madera.

La geometría de los espacios interiores puede servir para solucionar o para empeorar anomalías acústicas. A la hora de diseñar un pabellón, hay que evitar superficies cóncavas como las cúpulas, porque concentran el sonido en un punto concreto del interior (focalización). Por el contrario, las superficies como los techos convexos potencian la dispersión de las ondas sonoras y reparten el sonido por el interior.

El denominado eco flotante es una anomalía sonora típica de los pabellones deportivos que consiste en rebotes sucesivos de un sonido entre dos superficies perfectamente paralelas. El fenómeno es evitable si los paramentos presentan desplomes o forman ángulos de 5 grados.

Reverberación en los pabellones deportivos

A la deficiente acústica se une la reverberación: el conjunto de sonidos reflejados en un interior cerrado. Los pabellones deportivos de grandes dimensiones, con su grandes distancias, generan tiempos de reverberación tan largos que convierten en ininteligible cualquier locución, por ejemplo, de los avisos por megafonía. Como dichos avisos pueden ser de emergencia, la ausencia de calidad acústica constituye también un problema de seguridad.

Al aire libre, en condiciones normales de presión y temperatura, el sonido se propaga a una velocidad de 345 m/s y llega de forma directa hasta el aparato auditivo del oyente. En un entorno cerrado, el sonido se refleja múltiples veces en los paramentos horizontales y verticales y, a mayor distancia recorrida, más tarda en llegar la onda al oyente.

Las denominadas reflexiones útiles son aquellas que llegan dentro de los primeros 50 milisegundos y sirven para mejorar la recepción y la inteligibilidad del sonido. Las reflexiones tardías son las que dan lugar al fenómeno del eco.

La solución más eficiente para limitar la reverberación pasa por revestir los paramentos reflectores con materiales absorbentes acústicos. Los materiales acústicos tienen estructura porosa y el sonido penetra por los agujeros y se disipa en forma de calor. La lana de roca es el material poroso por excelencia para revestimientos de acondicionamiento acústico.

En general, es preferible no hacer tratamiento acústico en superficies al alcance del público. Para que la lana de roca mantenga sus características acústicas, el sonido debe acceder a los poros sin obstáculos, como elementos constructivos o una imprudente mano de pintura decorativa que los selle.

Otros sistemas de acondicionamiento acústico se basan en elementos rígidos con perforaciones que dirigen el sonido a una capa interior de lana de roca o fibra de vidrio. Una estrategia frecuente en pabellones deportivos son las cubiertas metálicas con plancha inferior perforada. El sistema consiste en la aplicación a gran escala de revestimientos similares a las placas perforadas de las cabinas telefónicas o locutorios.