La arquitecta Amparo Martínez Vidal ha sabido aprovechar al máximo las redes sociales aunque huye del término “influencer”. Si hay una palabra que defina su carrera, es la versatilidad. Su trabajo abarca proyectos en Typsa, una academia propia para profesionales, artículos en diversos medios como Arquia y una empresa de restauración de locales. Charlamos sobre su trayectoria y actuales trabajos.
¿Por qué te decantaste por estudiar Arquitectura?
La respuesta es un clásico: me gustaba dibujar. Disfrutaba siendo creativa: cantaba y componía (mal), escribía (algo mejor, pero tampoco para tanto), pero, sobre todo, dibujaba. Creía que podía desarrollar mi potencial creativo estudiando esa carrera. Aunque reconozco que no tenía ni idea de construcción ni de edificación.
Si hay algo que define tu trayectoria es la versatilidad. Has sabido adaptarte a las necesidades de diferentes sectores ¿qué lecciones sacas de los últimos 5 años?
Pues… muchas. La primera de todas es que lo más importante es no darse por vencido ante las dificultades, y que una vez consigues el contacto adecuado, las cosas llegan. Si no luchas, nunca encontrarás ese contacto.
Por otro lado, la carrera de Arquitectura enseña a trasladar un concepto abstracto a la realidad, así que el arquitecto resulta un profesional muy válido para crear conceptos, también en estrategia empresarial, interiorismo, diseño gráfico, etc.
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Otra lección es que todos conocemos el miedo, pero uno no crece como persona y como profesional si lo evita. Y por último… es importante rodearse de gente buena, personal y profesionalmente hablando, para ser feliz y canalizar bien tu potencial.
Eres muy consciente de la necesidad de cualquier profesional de estar presente en las redes sociales. Tanto que tus perfiles son de una auténtica influencer en el sector ¿Qué 3 claves recomiendas a cualquier joven arquitecto en el mundo digital?
Discúlpame, pero me da un poco de respeto la palabra “influencer”. Eso vale para “El Rubius” o Dulceida, pero no para mí. Yo no vivo de las redes, sólo me apoyo en ellas.
Trabajo como arquitecta, comunico lo que me interesa profesionalmente, aquello en lo que creo. Me gusta escribir, y me gustan las personas, por eso también me interesa redactar artículos y debatir.
Pero no creo que marque “tendencia”. Una vez, Paloma Sobrini, me llamó “reticulista”, y con ese término sí me siento identificada, porque me gusta establecer relaciones profesionales que acaben siendo buenas conexiones personales. Pero autodenominarme influencer… me resultaría extraño.
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Sólo se me ocurre decir que ser auténtico es lo único que pienso que confiere credibilidad. No creo que las personas más activas en redes sociales persigan sólo fines lucrativos. Eso se transmite, y para mal.
Atraen aquellos perfiles (por lo menos a mí) que conectan con las emociones, que transmiten pasión, además de conocimientos y valores. Y cuando esas actitudes son impostadas, se nota “a la legua”.
¿Cuál es tu red social favorita? Y ¿la que menos te gusta?
Pues mis gustos alternan según mis necesidades y mis prioridades. Actualmente, apuesto totalmente por Linkedin. Y me encantaría ser más activa en Instagram, pero no me gusta hacer fotografías “feas”. Es importante plantear bien las imágenes, con cuidado, y soy más rápida con las palabras. El tiempo, la vida… no me da para más
Escribes para distintas publicaciones como Arquia has trabajado en radio… ¿cómo empezó tu andadura en este ámbito de la comunicación? ¿cómo preparas tus artículos?
Mi andadura comenzó por afición y también para poder promocionar mi antiguo centro de formación en diseño, Academia Cimbra. Mis artículos los preparo en función de lo que me supone un mayor interés profesional en ese momento.
Cuando empecé a escribir como columnista, tenía que presentar artículos en plazos cortos de tiempo. Y me di cuenta de que si no se conoce bien el tema sobre el que se escribe, el artículo no aporta ningún valor. Es importante incluir referencias, publicaciones al respecto o declaraciones exclusivas.
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Por eso, trato de vincular el artículo con una noticia o un evento, consulto a expertos en la materia y los cito, por supuesto, o bien me centro en aspectos que sí conozco en profundidad y que quizá puedan suponer una novedad para mis compañeros de profesión, como el diseño comercial, o el posicionamiento en buscadores (herencia de mi trabajo como gerente del centro de formación).
Trabajaste en Typsa, ¿cómo se desarrolló el proyecto del Pabellón de Murcia en la expo de Zaragoza?
Fue la experiencia que más me marcó. Con 28 años intervine en un proyecto de principio a fin con multitud de agentes involucrados: políticos, ingenieros, diseñadores… y no se puede agradar a todos. Es necesario escuchar, absorber lo positivo, y lo negativo, pero con criterio. Si no, no se puede defender un proyecto con tanta exposición mediática.
Fuente: Martínez Vidal
Háblanos del Panteón para un ingeniero. ¿Cómo surgió el proyecto y por qué decidisteis optar por el hormigón?
Mi hermano Andrés Martínez Vidal, también arquitecto, fue más artífice que yo de su ejecución. Colaboramos en el planteamiento conceptual, el “trampantojo de hormigón”. Es un proyecto calculado con estructura metálica (IPE y HEB) por lo que el hormigón funciona más como revestimiento que como material estructural, si no, sería imposible haber proyectado tantos voladizos, con importantes esfuerzos de tracción.
Nos permitimos licencias “románticas” con la chapa metálica conformando un árbol de la vida que se eleva hacia el cielo y la puerta corredera inclinada, a modo de sarcófago. El alabastro y la piedra caliza, en la misma gama cromática, son materiales atemporales, como el hormigón y la chapa. Y qué mejor que usar materiales eternos para una “casa final”.
En 2010 te lanzaste con tu propio negocio con la Academia Cimbra ¿qué era lo que más demandaban los alumnos?
Buena pregunta. En esa época los arquitectos no apostaban por la formación, así que pivoté hacia el diseño, y fue un acierto. El diseño es “adictivo”, los alumnos que asisten a estas clases son apasionados y cada vez quieren más.
Una de tus facetas profesionales es la reforma de locales: restaurantes, cafeterías, hoteles… ¿cuáles son las demandas más habituales para este tipo de espacios?
Evidentemente, los propietarios quieren vender más para recuperar la inversión de la reforma. Por este motivo es importante apostar por un concepto integral de diseño, en imagen corporativa, interiorismo y branding, de manera consensuada con el cliente, que explique y de forma al modelo de negocio.
Aunque trabajas para un cliente con unas peticiones concretas, ¿alguna vez ha sido especialmente difícil convencerles del uso de algún tipo de material?
Más que de un material, de un color. El negro da mucho miedo, pero en hostelería se identifica a menudo con lujo y elegancia. Esto ocurre porque algunos creen que los principios que rigen la decoración residencial son válidos para la comercial, y que el blanco es siempre la mejor opción.
Fuente: Martínez Vidal
A la hora de cumplir con normativas de aislamiento acústico, ¿qué tipo de medidas o materiales empleáis más a menudo?
Los materiales texturados amortiguan el sonido: por eso empleo techos acústicos de fibras, mobiliario de madera o zócalos de OSB.
¿Tienes debilidad por algún material en concreto?
Por la chapa metálica pintada con oxirón.
Por último, si pudieras escoger una obra icónica del último siglo ¿cuál sería y por qué?
Me quedo con el Pabellón de Barcelona de Mies van der Rohe, el arquitecto de la planta libre, los muros infinitos, de la “ruptura de la caja” y de la esencia: del “menos es más” (no desde un punto de vista formal sino conceptual).
Fuente: Plataforma Arquitectura